sábado, 16 de julio de 2011

LA FAMILIA COMO EJE FUNDAMENTAL PARA LA FORMACION Y CONSOLIDACION DE VALORES EN LOS NIÑOS, NIÑAS Y ADOLESCENTES

En una sociedad convulsionada por la violencia, deshonestidad, irresponsabilidad, robo en todas sus dimensiones, desintegración familiar, divorcios, abortos cuyos protagonistas son personas jóvenes en su mayoría; en donde se fomenta el individualismo y poca participación de la comunidad en los problemas sociales, niños abandonados por sus padres, hogares disfuncionales en donde la familia ideal debería estar conformada por (padre, madre, hermanos, abuelos, tíos, primos) en su mayoría no existe y la realidad es que los hogares sobre todo en las clases populares están constituidos de diversas maneras, matrimonios, madre soltera, padre-hijos, concubinatos; podríamos entonces pensar, que estamos ante un sistema social venezolano que modela antivalores? En el Proyecto de País (1995), se expone: “La educación no es un proceso solamente escolar...”, se requiere, según el documento, un cambio real de conducta para moldear los valores de en los niños y niñas, jóvenes y adultos”

Los cambios socioculturales han sido muy acelerados sobre todo en la segunda mitad del siglo XX, bien inducido estos por el avance de la ciencia y de la tecnología o bien por la crisis de valoración en las poblaciones generalmente jóvenes que no encuentran modo de integración en el sistema social; esto ha traído como consecuencia cambios políticos, económicos, educativos y sociales creando incertidumbres e inestabilidades sobre todo en la familia como estructura social; tomando en consideración que “ una sociedad sin estructuras sociales es un agregado de hombres sin coherencia y sin funcionalidad” tal como lo expresó Otero, L. ( 1965) en su libro titulado “Desintegración Familiar” y aquellos valores culturales que creíamos inamovibles se han desmoronado para adquirir otro contexto o dimensión.

Tenemos que plantearnos que rol juega en todo esto la familia venezolana? La familia debería asumir el rol como unidad fundamental de la vida humana; es alrededor de ella donde giran la mayoría de los ritos de la vida: nacimiento, bautizo, primera comunión los ritos de la adolescencia el ingreso a la escuela, el matrimonio el divorcio, la enfermedad y la muerte y es precisamente en ella donde el individuo moldea toda la estructura moral que regirá su conducta y su vida. La familia es referencia de la vida de cada persona en nuestra sociedad; son estructuras complejas en donde se vierten las emociones de los individuos, son filosofías de vida en donde se mantienen los vínculos afectivos, valórales y en donde se ponen más a prueba los conflictos humanos. En el seno de la familia se producen procesos básicos: la expresión de sentimientos, adecuados o inadecuados, la personalidad del individuo y patrones de conducta; todo esto se aprende en la dinámica familiar y los que así aprendan enseñarán a su vez a sus hijos, más o menos del mismo modo.

La familia igualmente es un centro de expresión espiritual (dentro de la super estructuración del desarrollo). Cuando su integración es positiva, dentro de ellas se generan los valores más íntimos del espíritu: amor, bondad, y toda una serie de expresiones éticas y de felicidad personal; pero al mismo tiempo si no sucede así, la familia viene siendo el centro de sufrimiento y malestar más grande del hombre. Los miembros de una familia tienden a parecerse, no sólo fenotípicamente sino conductualmente. Dado que la familia es la génesis en donde el niño aprende la noción de ser humano, de ser persona, en donde se inicia la educación, donde aprende los hábitos esenciales que vamos a cumplir el resto de la vida, como por ejemplo el control de esfínteres, limpieza, alimentarse etc. también aprenden nociones básicas acerca de los patrones de afectividad del ser humano, el concepto de madre y padre; sexo, mujer y hombre y todo eso en un momento crucial de su crecimiento y desarrollo (los primeros años de su vida). Es en el hogar donde aprendemos constantemente, pues la educación es una dinámica incalculable; se podría decir infinita, por ello debemos verlo como el sitio de múltiples influencias educativas que interactúan entre sí.

Dentro de estos elementos educativos en la familia podemos mencionar: padre, madre, abuelos, hermanos, primos, amigos del hogar, servicio doméstico, los medios de comunicación e información, etc. En el hogar venezolano los padres no son siempre dos, a veces es una sola persona, de ordinario la mujer, quién se ve obligada a desempeñar los dos papeles: padre y madre. Los padres representan dos papeles básicos; el padre la autoridad mientras que la madre la afectividad. Un tercer papel, con el cual se va a encontrar posteriormente el niño, es el que representa el maestro, el del saber.

Los padres deberían enseñar el hacer, y el quehacer, para completar estos cinco conceptos básicos de la educación inicial del niño: autoridad, afectividad, saber, hacer y quehacer. Ese hacer y quehacer están asociados a los elementos de organización, disciplina, orden, innovación, descubrimiento y equilibrio; por esto los padres tienen la responsabilidad de ayudar a este nuevo ser a insertarse armoniosamente en el mundo físico y social, a que aprenda a identificar los objetos, los seres, así mismo a acompañarlo a la formación y desarrollo de la conciencia; a enseñarles que somos mortales, a pensar críticamente y con creatividad, a enseñarles que la vida tiene un sentido histórico: nacimiento, matrimonio, divorcio, muerte; que nuestros actos son voluntarios pero responsables, entrenarlo en la toma de decisiones frente a distintas alternativas; que hay decisiones críticas y que otras pueden posponerse. “Lo esencial es que aquellos que enseñan a sus hijos en los primeros años es sumamente importante porque si bien la conducta es modificable, esos primeros años son huella indeleble”. En el hogar enseñamos a nuestros hijos aun cuando no tengamos la intención de hacerlo; por que actúa de modo poderoso el factor de imitación y posteriormente modelaje. Un niño aprende de sus padres los dos modelos de seres humanos, el modelo hombre y el modelo mujer. El problema enorme de los padres que son solo mujer, por ejemplo, deriva del hecho de que sus hijos están expuestos a un solo modelo, el propio, mientras el otro se halla ausente. Esta es la consecuencia más importante en los niños de la disolución de la pareja.

Estamos conscientes entonces de la importancia de la familia y del hogar, pero al mismo tiempo nuestro Sistema Social Venezolano presiona ciertos valores que puedan ser modelados por la población más vulnerable (niños y adolescentes), la noción de lucro, el individualismo por encima de la cooperación y responsabilidad social; el interés por otras culturas extranjeras menospreciando lo nacional. “ El niño y el joven necesitan ser educados a partir de la existencia de unos valores claros, bien configurados, con una coherencia que les de credibilidad. En este aspecto no puede existir el doble discurso, ni la doble vida porque se transmiten las vivencias y se viven las creencias”.

“La familia es la que debería liderizar la educación y la escuela la instrucción.” por ello es necesario despertar y comenzar a protagonizar con las debidas herramientas la responsabilidad histórica que reclama la Patria, la Sociedad y dentro de ésta la familia educándonos y educando en valores para formar generaciones de futuro. En concordancia con todo los expuesto hasta ahora, se considera a la familia como el grupo social básico que brinda a sus miembros la socialización elemental para ese tiempo y ese lugar, ofrece protección, la compañía, elementos claves que deberían repercutir en la seguridad de la persona.

En las sociedades primitivas grupos pequeños de dos o tres familias se unían para satisfacer sus necesidades básicas como comida y calor, a menudo se desplazaban juntos los hombres cazando y las mujeres recolectando frutos y sobre todo cuidando la crianza de los niños. Con el surgimiento del cristianismo el matrimonio y la maternidad se convirtieron en gran preocupación de la enseñanza religiosa por el carácter civil. En la era moderna sigue siendo la familia la unidad básica de la organización social, si se quiere con muy poco cambios de esa visión de nuestros antepasados protohomínidos, estar acompañados para satisfacer necesidades elementales, protegernos, necesitarnos mutuamente, acompañarnos y convivir.

En lo que sí existen cambios drásticos es en la realización de las funciones, composición y rol de los padres ya que hoy las actividades de educación, formación religiosa, recreación y parte del trabajo es ejecutada cada vez más por instituciones especializadas. Quedando como responsabilidad última de la familia ser fuente de afecto, apoyo emocional y la socialización. Es en esta última parte donde los valores reconocidos como básicos y fundamentales denominándose ahora habilidades para vivir, se hacen dependientes de esta noción de familia.

Otro aspecto a considerar en esta era industrial es el rol que juega la mujer al tener la necesidad de trabajar y de abandonar temporalmente el hogar lo que ha llevado a redefinir roles, a buscar madres sustitutas temporalmente y a disminuir esa carga de afecto y seguridad en las primeras etapas de sus hijos, si a esto sumamos la paternidad irresponsable, el machismo, la falta de amor paterna, la violencia, el consumo de alcohol y otras drogas, con la intervención de los medios masivos de comunicación presentando modelos a imitar, antivalores, transculturización.

Notamos que nuestra lucha no se hace sencilla, sin embargo creo que antes de perder el ánimo, decaerse o frustrarse siento que esta realidad debe servirnos para tomar un mayor y mejor impulso pues la lucha debe ser iniciada ahora desde el puesto de trabajo, desde nuestra misión de padres de familia desde cualquier tribuna que se nos brinde hay que intentar rescatar los valores esenciales del hombre, mejor si ese intento se realiza en etapas transcendentes de la vida con la niñez pero en cualquier momento la utilidad es incuestionable.  Se considera que en esta lucha que ahora responsable y gratamente se está reiniciando se desea rescatar las características de la familia popular venezolana y se conviene señalar algunas de las consideraciones que a este respecto presenta el padre Alejandro Moreno (1995) como resultado de su convivir con una comunidad marginal durante 12 años.

Reconoce este autor que en la familia venezolana existen varios modelos: matrimonio civil, civil y eclesiástico, concubinato, madre e hijos, padres e hijos. Sin embargo el modelo que más se repite preponderadamente: madres e hijos, pero hay excepciones como la familia andina quien tiene padre, madre e hijos esta constitución es más formal que estructural, pues el modelo de padre como figura superior poderosa y modelo no es distinta que el resto del país y mantiene el matricentrismo: reconociendo el centro de la familia en la madre y los hijos.

Considerada así como una praxis vital, modelo cultural familiar popular venezolano, no sólo en nuestro país sino que se extiende por el caribe y tiene orígenes históricos, culturales y étnicos. Resalta también características de cada uno de sus actores la madre “la historia ha hecho de la madre popular una mujer sin hombre o una mujer sin pareja”.  La poliginia desenfrenada desde la conquista unida a los modelos variados de relación de la familia indígena han hecho junto con el fracaso del derecho y la iglesia en su intento de constituir el matrimonio como institución, un gran asidero para soportar esta verdad inicial. La pareja como mínima exigencia, supone la convivencia continuada por un tiempo lo suficientemente largo como para que tanto el hombre como la mujer interrumpan en la crianza de los hijos comunes a ambos.

Las necesidades básicas de la mujer, cuya satisfacción se espera en la pareja no tienen solución por esta era y esa insatisfacción la lleva a conseguir en el hijo esas necesidades de: seguridad, afecto, protección, de reconocimiento, consideración, comunicación e intercambio, estableciéndose un vínculo de mil formas sutiles la madre forma su hijo para que sea siempre su hijo. En este sentido de allí en adelante su autodefinición no será la de mujer sino la de madre.

El hijo varón: cuando nace en seno de una pareja estable vínculos variados en el núcleo familiar se abre un espacio para la libertad y la elección vinculante. El vínculo en la familia matricentrada es duro, inflexible y manejado totalmente por la madre, rigidez dada por la necesidad, la madre convierte al hijo en una persona dependiente que siempre la necesitará, al convertirse en adulto el sujeto seguirá siendo hijo protagonizando una filiación y relaciones idénticas a su relación infantil el varón no se vive como hombre sino siempre como hijo, las necesidades afectivas son plenamente resueltas solo a través de su madre, la paternidad prueba su masculinidad, en la relación en dos sentidos imponiendo su fortaleza física, su poder de dominio todo socialmente, a la tradición, las costumbres y hasta las leyes y un supuesto derecho a una mayor libertad en la actividad sexo-genital. La madre induce y enseña el machismo pero es la vertiente sexual la que más propicia.

La hija: el vínculo madre hija tiene otro sentido, ella está destinada a formar otra familia, se hace un duplicador de la mujer madre, así como para el varón “mi familia es mi mamá” para la hembra “mi familia son mis hijos”.

La relación de pareja se da sobre una mutua necesidad por una parte la de ser madre y por la otra de hacerse varón, los verdaderos hermanos son los de la madre. El padre significa vacío no colmado, ausencia. Así se convierte en deseo frustrado y de rechazo visión que se duplica en cada nueva relación que establece esa paga fortuita y buscadora permanente insatisfecha.

Estableciendo relación: Hasta ahora se ha presentado de manera separada el desarrollo social del niño y la familia, breve historicidad, características y algunos elementos de la familia popular venezolana. Se cree que repasando estos conceptos fundamentales podríamos procurar una nueva visión sobre la responsabilidad que compartimos junto con los padres, y cualquier otro trabajador social llámese enfermera, maestro, abogado, sacerdote, etc., en reformular y ver a la familia no sólo como el núcleo de la sociedad que lo es, sino apuntarle a recatar ese gran referente histórico cultural y antropológico, de notar a la familia en sí misma como un valor trascendente de ese hombre en las primeras etapas de su vida. Que ayude a garantizar un nuevo convivir en nuestro planeta y quizás más allá si teníamos en cuenta que en los primeros momentos de la niñez el modelaje y la imitación son los principales fuentes de aprendizaje probablemente nuestra supervivencia como raza humana va a depender directamente de este valor fundamental “familia” y aquí queremos traer a consideración la premisa de Bandura “si no fuera porque aprendemos mucho por la imitación, probablemente no seríamos tanto como somos; si tuviésemos que aprender todo a base de experimentos o reaccionando para ser corregidos después, muy pocos de nosotros sobreviviríamos”.

Gran preocupación despierta esta afirmación casi profética ya que como hemos revisado la familia moderna descuida el tiempo de contacto con los hijos por la necesidad de trabajo materno y e sobre trabajo paterno, apareciendo en escena los valores de unas madres cuidadoras que desconocemos en muchos casos. Por otro lado la televisión como sustituto del tiempo de contacto con los padres invadiéndonos con sus modelos de antivalores, agresivos, consumismo, presentando realidades históricas, sociales y económicos disímiles a la nuestra. Si además a esto sumamos las características de la familia popular venezolana en donde el abandono a la madre, irrespeto a la mujer, la falta de responsabilidad son las características primordiales, en donde se reconoce la paternidad como trofeo y en donde se pretende la sumisión y el descrédito del género como logro. Como queremos que nuestra sociedad no se convierta cada día más profundamente agresiva, irrespetuosa, irresponsable, deshonrada, carente de amor de pautas mínimas de convivencia, con los otros, sin sentido de pertenencia al país, a su región, a su barrio, a la familia. Como pretender añorar el rescate de la raza, de la cultura humana, del planeta. Esta visión apocalíptica quizás redactada enfurecidamente posterior, al hojear el periódico de hoy y al encender el televisor y oír las noticias del día. Fueron en alguna medida reconsideradas a la luz de leer al Dr. Méndez Castellanos quien rescata en uno de sus trabajos el siguiente postulado “Es a través de la familia que el niño es introducido en la cultura de su tiempo y de su medio. Por largos años la familia ha sido institución principal en la vida infantil, en el sentido de propiciar el contacto de los hijos con el ambiente socio-cultural. Esta afirmación implica que la institución familiar frente a la cultura universal y nacional selecciona, interpreta y valora y en consecuencia en el hogar se produce la socialización básica del hijo, y que las Inter-relaciones familiares comprenden formas de actuar aprobadas y desaprobadas y una preparación esencial para el encuentro futuro del niño con la vida”.

Quiero cerrar estas pequeñas reflexiones con la propuesta de Edgar Morín “La filosofía concierne a la existencia de cada uno y la vida cotidiana. La filosofía no es una disciplina sino una potencia de interrogación y de reflexión sobre los conocimientos y la condición humana y, también, sobre los grandes problemas de la vida. En este sentido, el filósofo debería estimular la actitud crítica y autocrítica, fermentos irremplazables de la lucidez y alentar la comprensión humana, tarea fundamental de la cultura”.

Se reconoce en el mundo actual una gran crisis de valores que atenta inclusive a la supervivencia de la raza humana sobre la superficie de la tierra, el uso desmedido de tecnologías, la aplicación de un conocimiento, la búsqueda de la verdad científica y una racionalidad desmedida han ido carcomiendo rápidamente la conciencia y favoreciendo la ceguera de la condición humana, social y relacional del hombre, aumentando las diferencias y la utilización del hombre mismo para saciar el hombre de comodidades y beneficios económicos de unos pocos países en detrimento de unos muchos países en desfavorecidos económica, racial y socialmente.

En otro sentido las conductas asumidas por algunos pueblos en relación a sus semejantes es menos que repudiable guerras, miseria, desolación. Sin embargo se avizoran horizontes de esperanza y potencialidades este sin sentido de dominación e intolerancia ha permitido el reflorecer del espíritu y el rescate de los valores trascendentes del hombre en su convivencia social, son precisamente esos valores los que nos pueden permitir darle sentido y reevaluar los acontecimientos y decisiones como buenas o malas.

Reconocemos con mucha expectativa la presencia de la familia en esta nueva visión. Y el tomar a la familia como un valor trascendente es una opción. “Los padres siguen siendo la pieza clave, los guías y modelos potentes para liderizar la comunidad, con una nueva visión de optimismo y amor. Si hay algo que podemos hacer para cambiar una sociedad tan compleja y enferma es buscar dentro de la familia la energía para la transformación”.

Los primeros contactos del futuro hombre se van a dar en la placenta de la vida social que es la familia esa nutrición inicial de cultura, organización, visión de compartir, respetar sinceramente, es observada por el niño en su núcleo primario y sobre todo de las personas de quienes él depende directamente. Ajuntar en este sentido nos dará grandes cambios en esta nueva ética mundial Clark afirma “Los niños nacen con un potencial casi ilimitado, de la misma manera que una semilla tiene la capacidad para crecer, cada niño nace con un potencial para ser un humano feliz, lo que se necesita es poder proveer al niño de un medio ambiente que le sirva de apoyo”.

Imaginemos ahora un mundo con una nueva ética replanteando el concepto de bueno, con valores firmes que le permitan evaluar los procesos de desarrollo social, político, económico y cultural como redefinir en ese otro mundo las trampas electorales, el consumismo sin control el poder y el prestigio social para alimentar posiciones personales o de grupos. Qué gobernante aprovechará la minusvalía de, información de un país para dominarlo y agravar su situación de hambre, enfermedad y miseria, como nuestros hijos criarán sus hijos con esos otros valores. Creo que la tarea no es fácil pero tampoco imposible el hombre es un ser que aprende haciendo así aprende a caminar caminando a acariciar acariciando y amar amando.

Formamos un equipo padres docentes y todo el grupo de trabajadores sociales que debemos apostar en un mismo orden, pensar, hacer y saber de los valores que fundamentan las decisiones del hombre es un fin, todos necesitamos de todos y ameritamos poder convivir con los iguales a nosotros pero también con los que no tienen la misma moralidad, nuestra meta es llegar a construir y vivir en un mundo más tolerante con amor y dignidad humana.